TURISMO MASIVO Y PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD (1/3) : Valdés

¿ Hasta cuando el edificio se mantiene de pie antes de caer como la ladera sobre-usada ? ¿ Cómo es posible proteger y valorar turisticamente el patrimonio de la humanidad sin generar consecuencias dañinas de un flujo masivo de visitantes o turismo de masa ? Que sea por designación de « Patrimonio de la Humanidad » por las Naciones Unidas (UNESCO) o por otro tipo de reconocimiento internacional, los sitios patrimoniales emblemáticos, naturales y/o culturales, padecen a menudo de su « éxito ».

¿ Es realmente posible desarrollar un turismo que sea una herramienta al servicio de la conservación de la naturaleza o del patrimonio cultural y ofrecer alternativas sustentables de desarrollo y de vida a las comunidades locales ? Mas de 39 meses recorrido por el continente americano, mas de 100 áreas naturales protegidas visitadas (Reservas de Biósfera, parques nacionales, parques regionales reservas privadas) y mas de 60 sitios clasificados por la UNESCO como « Patrimonio de la Humanidad » cambiaron bastante mi punto de vista al respeto. Mediante las visitas de proyectos de turismo, las charlas con los moradores de estos destinos turísticos, confeso mis dudas sobre esta hipótesis inicial. Para ilustrar mis comentarios, voy a compartir mi experiencia en los sitios del famoso Machu Picchu y de la Península Valdés.

1. Península Valdés : un Turista = un Número

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Peninsula Valdes

La península Valdés (Provincia del Chubut, Argentina) alberga una reserva de biósfera (2014) y un sitio patrimonio mundial de la UNESCO (1999) entre otras marcas de interés patrimonial. Su biodiversidad significativa incluye ecosistemas terrestres y marinos muy frágiles, cuya conservación es crucial para especies vulnerables como las ballenas y las orcas. Así es famosa por los ornitólogos y mas generalmente por los amantes de fauna salvaje. Mi recorrido de bicicleta por ella no era de los mas agradables. Ademas de un clima hostil, recibí muy malas ondas por parte de los agentes de administración (y supuestamente de protección) de la zona. Los agentes de la Administración del Área natural protegida Península Valdés me recibieron con una atención mínima, sin mostrar ningún profesionalismo al respeto a este sitio de primera. Tenia pagar el ingreso completo, si o si, de 60% aumentado como soy extranjero (280 pesos!). No les importa que Ud vaya de bicicleta y que no contamine al contrario de los grupos en 4×4 de las numerosas operadoras turisticas !

El único saludo del turista es de pagar

No les importa que no haya animales en esta época o que el centro de visitantes sea cerrado ! Hinchado de orgullo por el estatuto social de sus uniformes, una guardaparque me grita que tengo que huir lo mas rápido del lugar. Parece que mi estatuto de cicloviajero me hace casi terrorista… Este ejemplo ilustra una consecuencia posible del turismo de masa : el lucro del turismo distrae del objetivo de protección, los turistas qui provienen del mundo entero no son considerados como personas sino que a simples números y estadísticas. El único saludo del turista es de pagar la tarifa de entrada al parque. ¿ A qué sirve esos ingresos ? Me fui con la certidumbre que no contribuyen a la conservación del sitio ni siquiera al desarrollo sostenible de las comunidades moradores de la Península (como en Puerto Pirámides o en San José). Por lo tanto, al pagar, el visitante se debe de requerir calidad del servicio y una cierta consideración…

Para leer mas sobre este tema, un articulo sobre la accesibilidad al patrimonio común y otro sobre las mejores y peores experiencias en sitios Patrimonio de la Humanidad.

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